La casa Quebrahacha se desarrolló desde un aspecto introspectivo planteado por el cliente, por lo cual se integró La emancipación de atmosferas biofílicas que concentren pequeños oasis de concentración, admiración, relajación y contemplación de lo que en su interior pudiera privar con grandes muros y barreras de metal como si de un refugio se tratara. La planta baja desempeña un rol de taller de elaboración de galletas, por lo que se generan espacios de guardado de mercancía y un funcionamiento dinámico a través del orden en el proceso, cocción y lavado o depuración, mientras que el primer nivel y segundo son un espacio familiar que proveen iluminación, ventilación y la protección para la familia, pero además espacios recreativos como un patio y una terraza.